El Amor de Orinoco y Caroní

Estos días, metiéndome en facebook casi todos los días, vi una publicación que me llamo la atención, una historia muy tierna sobre la "UNIÓN DE ORINOCO Y CARONÍ" formando un fenómeno natural muy poco peculiar; la Confluencia del Río Orinoco y del Río Caroní, Lo cual luchan para unirse tras recorrer varios kilómetros, hasta desembocar juntos al Océano Atlántico. 

Según una leyenda, entre la selva venezolana existía un amor inquebrantable, en los tiempos antiguos cuenta, que dos personas que se amaban, decidieron enfrentarse a todo aquel, que no este de acuerdo en ser felices el uno al otro, tal oposición se debió a que ambos pertenecían a tribu diferentes, que incluso hasta la naturaleza se oponían a este amor. Debido a esto simboliza dos amantes condenados a estar juntos, pero nunca mezclarse el uno al otro.

La historia comienza que Orinoco (Hombre) y Caroní (Mujer) se enamoraron, el amor es tan antiguo como el deseo y ninguno de los dos pudieron evitar no hacerlo. Era un amor prohibido, ellos no tenían la culpa de haber nacido en lugares diferentes pero sus corazones latían de emoción, cuando a través del viento se acariciaban. A veces el destino es travieso y no tiene piedad con sus presas.


Eran de etnias rivales y desde tiempos inmemoriales, vivían enfrentados. Desde su nacimiento habían protagonizado épicas batallas entre titanes, pero estas luchas sólo habían servido para afianzar aún más su afecto. Los amantes intentaron por todos los medios formalizar su relación, pelearon contra viento y marea, obteniendo siempre un no por respuesta. Los dioses por su parte, no podía dejar que este amor fluctuase, articulando diferentes tretas para separar a la pareja.

A través de aduladores afluentes intentaron seducir a Caroní, rendidos a sus pies por la belleza de su grandioso caudal. Pero ella nunca sucumbió, sus sentimientos permanecían intactos por su gran amado.

La pareja no flaqueó y una noche después de besarse apasionadamente entre burbujas de agua dulce, decidieron escaparse. El Océano Atlántico, fiel compinche de la pareja les procuró escapatoria a través de sus corrientes oceánicas y se unieron en matrimonio para siempre.

A veces el Orinoco se vuelve rebelde y altanero, pero apenas un guiño de Caroní, este se calma. En el fondo ambos se respetan, ambos se necesitan. En la mirada profunda se notan que se aman, que se cuidan y protegen. Cuando Orinoco está sofocado de calor, Caroní le sopla el viento para refrescarlo y cuando Caroní tiene mucho frío entonces este le procura calor. Se complementan, se respetan, se cuidan y se protegen, ambos se necesitan. Esta es la verdadera belleza de la naturaleza, que tarde o temprano, siempre consigue lo que se propone y no puedes hacer nada contra ella.



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