Lágrimas de la Selva Amazónica


A principios de mes, el 5 de agosto de 2019, el diario Folha do Progresso publicaba un llamado de los agricultores locales a realizar una quema para iniciar el cultivo de la tierra; días después se incrementarían los incendios.
Los primeros indicios de los incendios se registraron el 15 de junio, cuando, a través de imágenes satelitales, se contaban más de 9000 focos de incendio en la región del estado de Amazonas.
El 19 de agosto, el humo generado, a la par de un frente frío, generaron que los contaminantes se posaran sobre la ciudad de São Paulo, provocando un oscurecimiento del cielo durante la tarde de aquel día.
Según el Instituto Nacional de Investigación Espacial del Brasil, desde el comienzo de 2019 hasta el 20 de agosto, dichos incendios sumarían un total de 72 843, quedando considerablemente por debajo de la media anual de los últimos veintiún años. Las áreas quemadas representan un 83 % más que las pérdidas por esta misma razón durante el mismo periodo de 2018.
Los daños que han dejado la quema de la Amazonía es irreversible de tal manera que se han perdido las vidas de aquellos animales que vivían en la selva, en resumen, siempre está de por medio los intereses del dinero y enriquecerse a costilla de la deforestación de la selva Amazónica, a través de la quema de los bosques amazónicos para simplemente abastecer el terreno para los intereses empresariales.

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